miércoles, 4 de febrero de 2009

LECTURA INICIAL

Las noticias de rutina no tienen difusión. En marzo de este año, sesenta haitianos se lanzaron hacia las costas de Estados Unidos, en un destartalado barquito, con la ilusión de ser recibidos como si fueran balseros cubanos. Nunca llegaron. Los sesenta murieron ahogados en el mar Caribe.

Estos fugitivos de la miseria habían sido, todos, cultivadores de arroz.
Mucha gente vivía de eso, en Haití, hasta que el Fondo Monetario Internacional contribuyó al desarrollo de este pobrísimo país, el país más pobre del hemisferio occidental, prohibiendo los subsidios a la producción nacional de arroz.
Así, Haití pasó de país productor a país importador, los agricultores del arroz haitiano se convirtieron en mendigos o balseros y Haití pasó a ser, créase o no, uno de los cuatro mercados más importantes del arroz norteamericano en el mundo. El Fondo Monetario Internacional nunca ha prohibido, que se sepa, los enormes subsidios a la producción de arroz en Estados Unidos.

EDUARDO GALEANO

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